30/10/09

Para leer... en medios nacionales

Enseñan la importancia de conservar la diversidad en la naturaleza

Gail_Bromley

Crean conciencia ambiental en las aulas capacitando a docentes de cuatro provincias por medio de talleres y de programas en las radios locales.
Una de las profesoras es la directora del Jardín Botánico de Londres, quien explicó: "Si se logra captar el interés de los docentes por los temas ambientales, seguramente los transmitirán a sus alumnos de manera vívida. Este es el objetivo de la capacitación que se imparte a maestros de cuatro provincias, gracias a la cooperación entre una organización no gubernamental y entidades extranjeras que la apoyan"

Para leer... en medios especializados


Andrés Hamilton, Presidente de la Asociación Civil Los Algarrobos, una organización Ambientalista No Gubernamental (OANG) dedicada a promover el desarrollo del concepto de sustentabilidad, visitó la ciudad de Río Gallegos.

A continuación el link de una nota en la que se explica la importancia de la capacitación en la relación entre el medio ambiente y la minería: http://www.numero7.revistanucleo.com/algarrobos.html

8/10/09

Recorriendo la Web


“Anhelo que mis comprovincianos se especialicen y comprendan que el valor esta en la transformación, en la manufactura.(…)Me pregunto que sabemos de orfebrería, que sabemos de la transformación del oro en joyas, en objetos religiosos, que sabemos de su comercialización. (…)Nuestros jóvenes deberían especializarse para romper así la trama de los negocios de las urbes, para intercambiar nuestros productos, para facilitar la manufactura de nuestra producción. Este es el desafío y ahí está la universidad santacruceña como herramienta. (…)Crear conciencia sobre nuestra riqueza y sobre la viabilidad de su explotación y transformación.
Este libro esta escrito con el anhelo de que todos los santacruceños tengan oportunidad de informarse acerca de nuestra compleja potencialidad productiva.”


Pedro E. Molina, Santa Cruz Realidad Minera, 1996.

UNA MIRADA DE LA HISTORIA MINERA ARGENTINA

Hubo vida antes del boom

Un paseo por los libros de historia de la minería nacional, muestran que hubo otra política hacia el sector. Hubo momentos en que el Estado encabezaba proyectos de exploración y también explotaba recursos que las industrias locales consumían. Un retrovisor en los inicios del siglo XXI, cuando todo es distinto.

En lo que más tarde sería el continente americano, los Incas en el Perú y lo Aztecas en México tuvieron dominio del oro, la plata y el cobre, según queda a la luz en los objetos que se han recolectado por la zona. Restos de utensilios y armas, muestran el lugar ocupado por la minería precolombina.
La Corona Española desenvolvió en América una intensa búsqueda y explotación de la plata, un metal muy codiciado que era patrón monetario. Los informes de viajeros y las cartas que escribían desde la tierra recién hallada –en algunos casos llenas de exageraciones y fantasías- hacia el viejo continente, indican cuán maravillados estaban los que primero pisaron tierra firme y avizoraron las riquezas minerales.
Un rol preponderante, se sabe, tuvieron en la conquista los representantes de la Iglesia Católica, que contribuyeron con la propagación del catolicismo al sometimiento de pueblos originarios de la región. Sin embargo, ha sido poco difundido su imprescindible papel en la consecución directa de los tesoros metalíferos que poseían los aborígenes. Hacia 1650 llegaron al país las Misiones Jesuíticas para quedarse hasta la disolución de la Orden, en 1773. Según explica Méndez, numerosas minas de oro y plata de Salta, Jujuy y Catamarca fueron explotadas por estos enviados de la Iglesia.Especialmente, los Jesuitas fueron importantes porque eran los únicos capaces de averiguar el lugar donde se escondían los tesoros. Un trato confidencial y el trabajo constante de evangelización llevaron a los religiosos a penetrar en la ideología y en las costumbres de los nativos, que confesaron con precisión la ubicación de minas de gran valor. En los casos donde los indígenas eran reacios al trueque de "información por religión", el asunto se resolvía por la fuerza.
Minería tras la independenciaOro y plata. Esos fueron los intereses mayores a los que se volcó la minería argentina durante el siglo XIX, por lo menos en sus primeros cincuenta años. Ya fueran capitales locales o extranjeros, varios empresarios se embarcaron en proyectos de dificultosa realización, y el resultado no fue el mejor.En el marco de un país en auge agroexportador, donde se suponía que todo lo que se sembraba hacía brotar grandes riquezas, y tras tres siglos de explotaciones de los mismos minerales de manera incesante, la extracción de oro y plata se fue aplacando.Angelelli interpreta en su trabajo el por qué del poco vuelo de estas empresas: "A la falta de conocimientos técnicos, mala administración, revoluciones, guerras civiles, etc., se atribuyeron estos fracasos; (...) sin embargo, es verosímil que haya sido la caída de precios en los mercados exteriores el factor que motivó la declinación". Años más tarde se produciría un viraje dentro de los intereses mineros del país, que se abrirían también a otros minerales metalíferos de envergadura.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, la actividad minera se orientó hacia la explotación del cobre y el plomo. En este contexto, se insertan los trabajos realizados en los distritos de El Salado (provincia de La Rioja), Capillitas (Catamarca) y Virorco (San Luis). Los últimos años del siglo XIX evidenciaron un moderado auge minero. Al progresivo interés de profesionales por la geología, el Estado también sumó su inquietud y comenzó a desarrollar sus propias herramientas de investigación.En 1886, una herramienta legal fundamental tomaba forma: el Código de Minería de la Nación. Entró en vigencia el primer día de mayo del año siguiente. De esta manera, se cumplió con el mandato de la Constitución sancionada en 1853, que exhortaba a la redacción de varios códigos, entre ellos el que regiría la actividad minera. Así, la minería argentina tuvo un marco general que prepararía el terreno para la centuria siguiente.Siglo XX: la minería y las guerrasAntes de la Primera Guerra Mundial, varios sectores de la minería tenían un gran impulso debido a las condiciones externas. Mas el propio estallido del conflicto bélico se encargó de poner freno a este ímpetu. Como contrapartida, los países beligerantes dejaron de exportar materias primas minerales que la Argentina requería, por lo que su sustitución en el ámbito local no tardó en llegar.
Por estos motivos, aumentaron notablemente las solicitudes y consultas mineras en el país, así como los pedidos de análisis de minerales, rocas, aguas, carbones y petróleos.En tanto, con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, se produjo un quiebre. El interés por la minería local comenzó a acrecentarse. Sucedió en Argentina la aparición de nuevas explotaciones que vinieron a sumarse a las que habían podido mantenerse dentro de la minería de los metalíferos y no-metalíferos.De esta manera, tomó fuerza la explotación del mineral de hierro en la sierra de Zapla (provincia de Jujuy) y el Estado Nacional encabezó la explotación de azufre en el Norte del país, fundamentalmente en la puna salteña, y también en Mendoza. La Dirección de Minas y Geología pasó a depender en esos años de la Secretaría de Industria.También el auri-manganífero distrito de Farallón Negro en Catamarca, a través de la empresa provincial Yacimientos Mineros Agua de Dionisio (YMAD), y el distrito de Sierra Grande, en Río Negro, por otro lado, avanzaron en su desarrollo, entre otros proyectos en varias latitudes.La Dirección de Minas y Geología, el Banco de Crédito Industrial Argentino y la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM), tomaron la iniciativa en minería para abastecer de materias primas minerales a la industria local, ante un mercado mundial destruido por la guerra. Por esos días, el sector privado se mantenía en su mayor parte al margen.Un país mineroEn la historia argentina, la minería oficial ha sido ejecutada por diferentes órganos nacionales y provinciales, tanto en las franjas vinculadas a la prospección, exploración, y a la explotación –ésta en menor medida- de los recursos minerales. En primer término, hay que mencionar la Dirección General de Fabricaciones Militares, creada por la ley 12.709, en 1941. Su nacimiento respondió a la necesidad de fomentar el desarrollo industrial del país y se abocó a la expansión de la industria siderúrgica pesada. Su importancia radicaba en que abastecía a las fábricas e industrias del país. También aportó avances a la investigación geológico-minera.Además, se destacó por su participación en la explotación ferrífera en la provincia de Jujuy, y de azufre en la puna salteña. A su vez, promovió un ambicioso programa de aprovechamiento de reservas de hierro en Sierra Grande. En la actualidad esta repartición del Estado no existe más, tras la reforma del sector público realizada por la administración de Carlos Menem.Por otro lado, para encarar el proyecto de Río Turbio, se creó la Dirección General de Yacimientos Carboníferos Fiscales (DGYCF), en la provincia de Santa Cruz. A raíz de los traspasos del sector público al privado de la explotación de este criadero mineral, esta dependencia dejó de existir.En tanto, en la década del 50 nació la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que encararía hasta hoy estudios de prospección e incluso el procesamiento de productos uraníferos.La DGFM, CNEA y la Secretaría de Minería encararon diversos proyectos entre 1960 y fines de los 70, apuntando a la exploración y explotación del territorio argentino. Con este fin, se lanzaron numerosas iniciativas regionales, como resultado en algunos casos de convenios de la Nación con las provincias o con organismos internacionales. Entre ellos, el Plan Cordillerano (1963-1968), el Plan Cordillerano Centro (1968-1969), el Plan La Rioja (1966), el Plan NOA I Geológico Minero (1969-1975), el Plan Mendoza (1973-1979), la exploración del depósito Bajo de la Alumbrera (empezó en 1974), entre muchos otros.Minería en el cambio de sigloA la salida de la dictadura militar 1976-1983, la Argentina se encontraba como muchos de los otros países latinoamericanos, reencontrándose con la vida democrática. En ese marco, la necesidad de fortalecer las instituciones, la investigación sobre las violaciones de los derechos humanos conculcados por el gobierno anterior y fuertes problemas económicos –de la mano de una crecida deuda externa- relegaron a las labores mineras tanto estatales como privadas.Por esto, quizás no sea de extrañar, que la década del ochenta no fuera objeto de atención para los historiadores de la minería. Por algunos denominada la "década perdida", aquellos años no presentaron mayores novedades en cuanto a la actividad minera, salvo la conclusión de varios de los planes comenzados en décadas previas.Ni el sector público ni el privado decidió en esos tiempos ir a fondo en la minería argentina. Desde el gobierno de Carlos Menem, la presencia del Estado en la materia, ha quedado reducida al control y la auditoría de la inversión privada en el sector. En tanto, en explotación, sólo hay compañías provinciales, como Yacimientos Mineros Agua de Dionisio (YMAD) y Fomento Minero de Santa Cruz (FOMICRUZ), que tienen participación minoritaria en proyectos de multinacionales.De esa forma, los años '90 y los primeros momentos del siglo XXI, encuentran otra historia: auge en la explotación de recursos minerales metalíferos por parte de las grandes compañías mineras del planeta. La exaltación de empresarios y políticos de este presente, exige una mirada hacia atrás.
Hoy, en tanto, el conocimiento sobre el desarrollo minero argentino cuenta con dos aportes fundamentales. En primer lugar, se encuentra el texto de Victorio Angelelli, del año 1962, "Recursos Minerales de la República Argentina", que al comenzar contiene una "Reseña de la historia del desarrollo de la minería argentina"[i]. El otro trabajo de jerarquía tiene la firma del geólogo consultor Vicente Méndez, bajo el título "Historia del desarrollo minero argentino"[ii]. Forma parte, también, de la introducción de un libro homónimo al que incluyó el texto de Angelelli, en este caso, editado por Eduardo Zappettini en 1999.

Por Jairo Straccia
Este texto lo podrás encontrar en:
http://www.segundoenfoque.com.ar/vida_antes_boom.htm